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Beatriz se aburrió de ser adorada. Está cansada de ser idealizada, quiere poder actuar como una mujer cualquiera, de esas que no se depilan en invierno y comen sin preocuparse de las calorías.
Beatriz quiere dejar la piel blanca. Ella quiere beber té con el pícaro. Quiere sentarse a conversar con esa piel oscura, en un colchón en el piso mientras suena la música y el efecto de la cannabis la invade.
No quiere tener miedo, no quiere ser la ama de casa. No quiere estar más en el paraíso, ya no hay miedo del infierno, de la gula, de la libertad.
Se masturba cada vez que quiere, no necesita un pene, no necesita rosas, no necesita a Dante.

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Charles Bukowski

No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. ¡Maldita sea!