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¡Que alucinación la mía!, aquello que sentí al respirar fuerte e introducir en mi para perder mi autocontrol y dejarme llevar por mis sentidos. Que pretenciosa, el poder creer, soñar, que con borrarme de la razón he de cambiar el mundo.

Charles Bukowski

No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. ¡Maldita sea!