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Cerré los ojos y pude sentir la soga en mi cuello,
la música, la divina música, penetró mi piel.
Las mariposas me abandonaron, expulsaron mi cuerpo
y escaparon por mi boca dejándome atrás, muy atrás.

Aquí estoy, sola.
Esperando, no sé qué, no sé a quién pero estoy.
Sentada, llorando, riendo, recordando, dejando de recordar
mientras las melódicas notas le dan vida a un fragmento
de película, en el cual la protagonista
tiene un flash back idealizado bajo la lluvia,
un sueño que nunca ha sido realidad, pero que anhela con todo su ser.

Te pido, de corazón te pido a ti, única y exclusivamente a ti
que me regales algunas de tus letras,
escríbeme y descríbeme en metáforas,
ódiame en una rima y ámame en un verso.
Escucha mi corazón palpitar mientras te abrazo en una banca
un día cualquiera, un día gris sería perfecto...
Sería más apropiado para seres como nosotros,
soñadores, deprimidos, con el mundo real encima
y con el nuestro en las manos,
mientras nuestras lágrimas dibujan sonrisas
en nuestras mejillas... Fantásticamente
podríamos ser el uno para el otro,
quizás seas tu quien logre quitarme la soga
que presiona mi cuello mientras la bendita música
penetra mi piel.

Charles Bukowski

No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. ¡Maldita sea!