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Estaba destrozada, el dormir mal me pone de muy mal genio y con lo insoportable que soy preferí salir de mi guarida e ir a un lugar cualquiera, una vez sentada, con un audífono puesto escuchando a Yann Tiersen con volumen tan débil que casi no escuchaba al piano, me fijé en el sitio "cualquiera" en el que me encontraba, resulto ser una plaza con mucho verde y demasiadas flores coloridas para mi gusto, en ese momento mi atención se concentro en una pareja sentada al frente mío, pero no era una pareja feliz, no no no, al contrario se venía su aura gris entre tanto verde, apague la música y curiosa preste atención a lo que hablaban.

Al momento de oírlos entendí... Ella estaba terminando con él, y él estaba muy adolorido muy triste, ella también se sentía deprimida y le dolía aún más que el no comprendiera la magnitud de lo que ella le estaba pidiendo. No le pedía sólo dejar de verse, borrar su número de teléfono y olvidarse mutuamente. No, no le estaba pidiendo sólo eso, ella prácticamente le suplicaba que le devolviera todos los momentos compartidos, las sonrisas y palabras entregadas, los orgasmos, las caricias, los besos. Ella estaba rompiendo las miles promesas que le susurro mientras hacían el amor, estaba llorando para que él le devolviera cada segundo que el reloj había abortado mientras compartían fragmentos de su vida. Lo más importante, le estaba pidiendo de vuelta lo esencial de la cordura, la libertad, su libertad para hacer lo que le plazca, para amar a quien quiera, incluso para comprar lo que deseé, salir a la hora que se le antoje, coquetear con quien se le ofrezca. Le pedía la llave de la cadena que nadie le obligo a ponerse, pero que ya no quería. Le vomitaba las responsabilidades que no deseaba seguir cumpliendo, las frases que no quería decir y los clichés que ya no soportaba escuchar. No sabía como decirle que no aguantaba más su aliento sobre su piel y su lengua invadiendo su boca, simplemente anhelaba recuperar lo que perdió, una parte de ella. Pero no se dio cuenta, que él era sólo un hombre, enamorado, tonto, sólo un hombre que no podía devolver lo que ella exigía porque el tiempo gastado no es más que tiempo muerto y aunque ella no lo amará el jamás borraría lo que tanto disfruto a su lado. Aunque, se sentía morir una parte de él la comprendio y sabía que no podía atarla más. Podía sentir que el odio lo invadía, pero el amor no le permitía actuar de mala forma, sólo se quedo en silencio y acepto todo lo que ella decía, sin saber como había perdido el amor de quién le daba la fuerza que necesitaba para poder vivir.

Entre tanto, no soporte más aquella escena tan compleja -que de hecho me puso de un estado de mal genio a una tristeza extraña- que sólo atine a levantarme y prender mi pendrive para escuchar algo más que el eco de sus voces cristalizadas, al final eso es el amor una mezcla de felicidad y pena... No importa lo que dure, ni lo feliz que sean, al final siempre alguien va a sufrir y en este caso una gran parte de mi le encontraba toda la razón a la mujer. Si, sin duda, aún le encuentro toda la razón a sus argumentos... Crueles quizás, pero verdaderos.

Charles Bukowski

No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. ¡Maldita sea!