|
Ven viejita mía, duérmete conmigo. Déjame acompañarte en tu último viaje, ahora que llegarás al sol.
Sonríeme de nuevo, permíteme grabar esa sonrisa para que en mi memoria quede por siempre, quiero recordarte bien alegre.
No te muevas tanto, no hagas tanto esfuerzo si con solo respirar nos inundas de ti, nos das un poquito de tu paz.
Tócame la mano, quiero sentirte para recordar tu tacto, tu piel suave con olor a tu crema de lechuga y tus arrugas llenas de experiencia, toda una vida dándole la espalda a la mala racha.

Y es que ahora que te vas por siempre de mi lado, no sé como verbalizar el dolor que siento, pero a la vez esa felicidad de haberte conocido y amado de la forma en que lo hice... quizás me callé mucho, debí ir marcar más presencia... debí estar más, pero el tiempo ya pasa y no sirve de na'h arrepentirse. Soy feliz porque tuve la opción de amarte y lloro sabiendo que te me vas, pero a todos nos llega la hora y tú lueguito debes volar.

Te amaré hasta que mi memoria no me lo permita... y aún así estarás en lo más profundo de mi alma.
Hasta siempre vieja loca, que este viaje sea el más hermoso y el más tranquilo de tu existencia... descansa de esta vida cruel.

Charles Bukowski

No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. ¡Maldita sea!