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Lo odio, con cada célula de mi ser
lo detesto como la sombra a la luz
como el fuego al agua.

Lo odio con intensidad tortuosa,
así como le amo, le detesto.
Es un hecho real y concreto,
concreto entre lo metafórico
y armonioso de las palabras,
esas mismas que el viento se lleva
cuando dejan de ser recordadas.

En mis venas corre la sangre contaminada
por la ira que me produce su puto silencio
tan putrefacto por la incertidumbre
que comprime mi estómago,
mientras mi mente se llena de preguntas
que expulsa al aire de mis pulmones,
dejándome medio muerta
abandonada por los recuerdos
de aquello que nunca realidad fue
y que jamás será.

Charles Bukowski

No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. ¡Maldita sea!