|
No tengo nada para ti. No mereces ni mi rencor ni mis lágrimas -de nuevo-, tu cabeza está llena de clavos oxidados acariciando tu corona de mierda. Esa es tu imagen, ese eres tú.

En algún momento la moneda te aplastará y serás nada. Recibirás lo que mereces. Pero yo no estaré allí, estaré lejos, con mi vida armada, con colores nuevos, con una casa fúnebre que tenga un lindo jardín, viviré cantando, riendo, llorando... Sin invocarte jamás. He de purificarme, mi odio no es -ni será- tuyo, serás un recuerdo in-recordable, mientras tenga la vida que siempre he debido tener sin el ardor de tu aliento en mi cara, sin amenazas ni billetes. Tu mano será cortada por ultrajar la medalla de Artemisa, por hacer lo que no se debe.

Yo seguiré creciendo, llegaré al sol. Tú estarás más allá del inframundo por reírte de la justicia escupiendo en su venda. Te ahogarás en tu vómito... Solo, porque así quisiste estar.

2 comentarios:

Nicolás dijo...

Al fin al recuperar mi computador puedo comentar las hermosas palabras que siempre escribes.

Pase tanto tiempo pensando en que podria decir frente a estas palabras tan hermosas, tan llenas y tan liberadoras.

Soy tu mano derecha Cony, te protegeré pase lo que pase mi amor, él ya no está cerca tuyo ni lo estará tampoco. Soy tu escudo, todo mal que te quiera atacar lo bloqueare con mi cuerpo, porque llego la hora de ser tu pilar y de protegerte cuando estás más indefensa cuando rompiste el cascarón de espinas que creaste sobre tí. Ahora estás desnuda frente a lo que pasará te liberaste y solo queda esperar, esperar la decisión que el verdugo tomará.

Solo puedo decir que yo hare lo que tu necesitas, estaré contigo cada segundo. Eres mi prioridad, mi amada, estoy para ti y no dejaré que nada te haga daño.

Te amo Constanza, estamos juntos en esto, jamás te dejaré.

~originalmente estupido~ dijo...

me agrada la forma en que lo dices, esa calida ironia y asumir una condicion perfectamente variable, bonito bonito.

Publicar un comentario

Charles Bukowski

No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. ¡Maldita sea!