|
Que sabor más amargo el de la decepción. Es una navaja que te parte por dentro, te destruye y te hace más fuerte. Pero lo cambia todo, cambia todo aquello que parecía ser tan perfecto, arruina aquello que te volvía pleno.

Aunque el mundo lo vea como algo pequeño, a mi me dio una infelicidad tan grande, y ese maldito sabor amargo no me abandona... ¡Dios! No me abandona.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Charles Bukowski

No era mi día. Ni mi semana, ni mi mes, ni mi año. Ni mi vida. ¡Maldita sea!